Compasión, humildad y fe. En la familia las virtudes del centurión

Cientos de familias que desde hace varios años están en torno -y son protagonistas- de un gran proyecto construido sobre estos pilares: la familia es un sujeto activo de la pastoral, un sujeto edificante de la Iglesia y de la sociedad, con una identidad y una misión específicas. Los Sacramentos del Orden sacerdotal y del Matrimonio están ordenados para la salvación de los demás en la medida en que también contribuyen a la salvación personal a través del servicio de los demás. En este octavo encuentro se abordaron temas como "Familia, Parroquia, Evangelización", "Itinerarios formativos para novios y recién casados", "Situaciones particulares de la pareja/familia", "Familia e Hijos".

En el transcurso de la celebración eucarística del sábado 30 de junio, el Prefecto del Dicasterio para los laicos, la familia y la vida, el Cardenal Farrell, pronunció una homilía sobre el pasaje del Evangelio que narra la milagrosa curación, operada por Jesús, del siervo del centurión de Cafarnaúm. En dicha homilía señaló y sugirió que las familias deben adquirir las mismas virtudes del centurión: la atención al prójimo y la compasión, la humildad y la fe. Sobre esta última hay que destacar las palabras pronunciadas por el Prefecto: "Un tema sobre el que habéis reflexionado mucho en estos días es precisamente la fe en la obra que Dios realiza en el matrimonio: «Creo en el sacramento del matrimonio».

De hecho, así como el centurión creyó en la eficacia divina de la palabra de Jesús, así también vosotros estáis llamados a creer cotidianamente en la eficacia divina del sacramento que selló y transformó vuestra unión. La fe es esa mirada sobrenatural que lleva al reconocimiento de la dimensión más profunda de la realidad, donde la presencia y la obra de Dios se ocultan y al mismo tiempo se revelan. Los cristianos, en lo que se refiere al matrimonio, debemos mantener siempre esta mirada de fe".

Info: www.misterogrande.org