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Historia de una “novia santa”

El Papa Francisco ha decidido que será venerable Sandra Sabattini, la joven voluntaria de la Comunidad Juan XXIII fallecida en un accidente en 1984
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En los últimos días el Papa Francisco, además de allanar el camino para la canonización de Pablo VI y del arzobispo mártir Oscar Romero, ha autorizado la promulgación de una larga lista de decretos, entre ellos uno concerniente a Sandra Sabattini.

Poco antes del encuentro pre-sinodal, que comienza hoy y concluirá el sábado 24 de marzo, y reunirá en Roma a muchachos de todo el mundo en preparación al Sínodo, es significativo que una joven italiana de 23 años, que llevaba una vida completamente "normal", sea declarada venerable.

Nacida en Riccione en 1961, Sandra cuando sólo tenía 12 años comenzó a asistir a la Comunidad Juan XXIII: pocos años después, sus estudios de medicina la preparaban para su partida a África, uno de los muchos sueños que tenía en un cajón, junto al proyecto de futuro con Guido, un muchacho poco mayor que ella con quien estaba prometida.

El 29 de abril de 1984  Sandra estaba en Igea Marina, de camino a una reunión comunitaria, ese mismo día fue atropellada por un coche y entró en coma: murió tres días más tarde en el hospital de Bolonia.

Don Oreste Benzi solicitó la beatificación de Sandra. Explicaba de esta manera los motivos que le impulsaron a ello: "Existen los santos esposos, los santos padres. ¿Pero no sería bueno tener también una novia santa?”.

Precisamente Don Oreste, entre otras cosas, publicó en 1985 la primera edición del "Diario de Sandra", una colección de escritos de la que emerge un modelo juvenil de excepcional fidelidad evangélica. Desde 2006, año en que se abrió la causa de beatificación, se han examinado unos sesenta testimonios sobre Sandra, la "novia santa".

19 de marzo de 2018