Luchando por la vida y la dignidad humana

“Hoy, nuestra cultura es la cultura del descarte: luchar por la vida es luchar por una cultura amplia donde cada vida debe ser respetada. Hoy en día, decir esto parece una lengua marciana.  Vuestro trabajo es llevar esta idea a una cultura que es selectiva”: estas son las palabras que el Papa Francisco dirigió hace unos días a los dieciséis miembros del Comité Ejecutivo de la Federación Europea "One of Us" por la vida y la dignidad del hombre, recibidos en audiencia en la sala contigua a su biblioteca privada.

No faltó el tema, abordado con mucha pasión, del suicidio asistido, a veces regulado por la ley y a veces implementado en secreto contra los ancianos: “¡Disculpad! Cuando hablo de estas cosas, me caliento demasiado y pierdo el sentido de la diplomacia”, dijo el Pontífice, exhortando a la Federación a continuar su trabajo para que cada vida “sea respetada y tratada con ternura”.

“El alma de Europa es el reconocimiento de la igual dignidad de cada ser humano y la voluntad de ser un continente finalmente pacificado y pacificador en todo el mundo”, declaró Carlo Casini, fundador y presidente de honor de la Federación, que hoy – después de 40 años de la entrada en vigor en Italia de la Ley 194 - firma un artículo a cuatro manos  con la hija Marina, presidente del Movimiento italiano por la Vida.

Lejos de ser un "derecho", el aborto - explica en un comentario el abogado experto en bioética Marcello Palmieri - "es y sigue siendo una opción dramática y extrema, que la ley permite en la medida en que un bien jurídico sancionado constitucionalmente está en conflicto irremediable con otro de igual valor: el derecho a la vida del concebido y el derecho a la salud física y mental de la mujer embarazada. Es el verdadero espíritu de la Ley 194 sobre la interrupción voluntaria del embarazo, la relación -es decir, el objetivo- que aparece a lo largo de todo su texto y que muchas sentencias jurisprudenciales han confirmado a lo largo de los años". Y mientras que en el exceso de objetores de conciencia y en la presunta inaccesibilidad al aborto los lugares comunes se multiplican (pero aquí son desmantelados gracias a datos oficiales del Ministerio de Salud y a la ayuda de Giovanni Leoni, vicepresidente de la Federación de médicos italianos), los voluntarios de los Centros de Ayuda a la Vida nos dicen que en los últimos 40 años lo que sigue siendo un trauma para las mujeres ha sido trivializado.