Medicina: ¿reparadora o transformadora? La misión del médico cristiano

Del 15 al 17 de septiembre de 2022 se celebró en Roma, en el Institutum Patristicum Augustinianum, el XXVI Congreso de la FIAMC (Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos). Expertos y profesionales se reunieron para debatir el tema Medicina: ¿reparadora o transformadora? La misión del médico cristiano.

Intervino la profesora Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que leyó la introducción de Su Eminencia el Card. Kevin Farrel, Prefecto del mismo Dicasterio.

En su discurso, el Prefecto subrayó que, junto a la debida formación científica, es igualmente necesaria una «tensión ética constante, orientada a la humanización de los cuidados y a la búsqueda del bien del paciente». En efecto, los médicos católicos están llamados, como laicos bautizados, a «una obra de evangelización con forma propia, (...) caracterizada por la cercanía, (...) por la capacidad de captar la dignidad de la persona más allá de su condición infeliz, teniendo en el corazón su bien y su recuperación».

Seguidamente, hizo referencia a la actualidad e importancia del tema del Congreso. Interrogarnos sobre «los objetivos y los límites de la medicina [es útil] para tomar conciencia de una dimensión constitutiva de la persona, que es su finitud y que se manifiesta principalmente en la enfermedad y en la muerte. Son (...) experiencias inherentes a la existencia humana que (...) deben insertarse en un horizonte de sentido más amplio».

Existe, en efecto, «la tentación de superar los límites de la humanidad mediante el uso de fármacos e intervenciones, en busca de la salud entendida como “bienestar perfecto” y de una longevidad tendencialmente inagotable». «El rechazo de la fragilidad y la limitación, así como la investigación biotecnológica destinada a superar artificialmente la condición humana de finitud, representan una ilusión de poder y revelan una gran fragilidad interior».

Incluso en los contextos educativos, subrayó en su discurso el Prefecto pensando en los jóvenes, las experiencias del límite y del error tienen un alto valor pedagógico. Al final de su texto, agradeció a los médicos católicos su compromiso de explorar estas cuestiones a la luz de un amplio horizonte, propiamente antropológico, sin descuidar la dimensión social y eclesial del servicio que, como médicos, prestan a la humanidad cada día.