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Siempre en el corazón la alegría de haber encontrado a Jesús

Palabras del prefecto Farrell en su visita a la Comunidad Shalom de Brasil
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«Cada uno de ustedes debe aprender a “estar con Jesús” antes que cualquier otra cosa. Debe saber encontrar los momentos y las formas adecuadas para permanecer en compañía del Señor. Sólo quienes hayan aprendido a “estar con Jesús” cada día tendrán la fuerza para evangelizar, porque sus pensamientos, intenciones y palabras serán la expresión de un corazón transformado por la cercanía al Señor».

Así se dirigió el prefecto del Dicasterio, Cardenal Kevin Farrell, a la Comunidad Shalom, en la homilía de la Misa que celebró el viernes 20 de enero en el Centro de Evangelización de la Comunidad de Fortaleza, Brasil.

«Todos los que forman parte de la Comunidad Shalom – dijo - siempre han sentido un gran celo por la evangelización. Pues bien, ¡evangelizar es anunciar que la nueva alianza prometida se ha cumplido en Cristo!». «Recordemos siempre – prosiguió –, como dijo Jesús, que “la boca habla de la abundancia del corazón” (Mt 12,34). Si nuestro corazón está “lleno” de Jesús, de sus palabras, de su amor, esto es lo que diremos a los demás. Si nuestro corazón está lleno de vanidad, deseos mundanos, egoísmo, superficialidad, o peor aún, de recriminaciones, resentimiento y orgullo herido, – explicó el prefecto – entonces también saldrán de nuestra boca palabras inútiles y sin sentido, o de malicia, calumnias y quejas constantes». «No lo olviden nunca», concluyó dirigiéndose a los miembros de la comunidad: «¡la auténtica evangelización viene del “estar con Él”, no de planes hechos en la mesa! Estar con Jesús, de hecho, transforma el corazón, y de un corazón transformado por el amor de Jesús surgen palabras que encienden las ánimas de amor por Él y convierten incluso a los corazones más duros».

Al día siguiente, sábado 21 de enero, el prefecto pronunció la homilía durante la celebración eucarística en la Diaconía Central de la Comunidad, dirigiéndose en particular a los jóvenes, deteniéndose en las palabras del Evangelio del día y en algunos elementos relacionados con la llamada: «El Señor también nos envía algunas “señales” para que nos demos cuenta de que una época de nuestra vida llega a su fin y comienza otra. Así que debemos decidirnos y dejar atrás lo que pertenece al pasado para abrazar la llamada que el Señor nos muestra». En medio de nuestras ocupaciones y preocupaciones, continuó, «el Señor puede hacer oír su voz y ésta no debe ser sofocada por la propia rutina diaria de nuestras actividades», así como «la llamada de los cuatro primeros discípulos se produjo de forma repentina e inesperada, y llegó justo en medio de los agitados acontecimientos de la vida: mientras “echaban” sus redes o mientras las “remendaban”».

Pedro y Andrés, recordó el prefecto, «estaban pescando peces, y fueron llamados a pescar personas, a salvar tantas vidas del vacío y la tristeza, a recoger en las redes de la Madre-Iglesia y llevarlas a la casa luminosa del Reino, a tantas personas que estaban dispersas, incapaces de salir de su oscuridad. ¡Una misión maravillosa que Jesús también les confía a ustedes!» – añadió explicando que «cuando la llamada se hace evidente, cuando parece clara y dirigida precisamente a nosotros, debemos confiar en Jesús que nos llama y desprendernos de toda ocupación, afectos y seguridades y empezar a seguir a Jesús por un camino cuyo itinerario no conocemos de inmediato, no sabemos a dónde nos llevará, pero seguramente será algo grande, que nos hará felices y será una gran bendición para muchos otros». Queridos hermanos, - concluyó el cardenal – «espero que cada uno de ustedes guarde siempre en su corazón la alegría de haber encontrado a Jesús y de haber encontrado en Él, la “luz que brilla en las tinieblas” y que cada uno de ustedes tenga el valor de seguirle en el camino que Él les ha mostrado o les mostrará en el futuro». 

23 de enero de 2023