Nuevas comunidades

Valorización y evangelización: Desafíos y caminos de las nuevas comunidades

Las palabras del prefecto Farrell durante el Curso para los obispos del Brasil
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Las nuevas comunidades son «un recurso y un gran potencial» porque «pueden ofrecer a sus miembros itinerarios de evangelización y de catequesis, de primer anuncio, de iniciación cristiana, de formación en la fe, de acompañamiento en el crecimiento espiritual, que tanta falta hace hoy en día». Estas son las palabras del Prefecto del Dicasterio, Card. Kevin Farrell, en su intervención del 24 de enero sobre «Desafíos y caminos: una visión del Dicasterio responsable de las Nuevas Comunidades» en el marco del Curso para los obispos de Brasil sobre «Las Nuevas Comunidades y la Evangelización hoy en día», que se celebra en Río de Janeiro hasta el 27 de enero.

 «Ellas -continuó refiriéndose a las nuevas comunidades- tienen la capacidad de implicar a las personas y de reunirlas periódica y frecuentemente, y no les ofrecen lecciones escolásticas, sino una catequesis viva y kerigmática, una introducción gradual a la vida sacramental y a la vida de oración de la Iglesia, celebraciones litúrgicas gozosas, una comprensión existencial de la Palabra de Dios, momentos de confrontación y de diálogo, experiencias de fraternidad, experiencias de servicio y de caridad, experiencias misioneras». La tarea de los pastores, por lo tanto, es «valorarlas como verdaderas 'escuelas de educación en la fe' y saber establecer con ellas una relación de plena confianza y colaboración para trabajar juntos en la misión de evangelización que el Señor confía a la Iglesia como tarea para cada nueva generación».

En una homilía pronunciada el 26 de enero, el Prefecto habló del «movimiento de evangelización» que surgió de la conversión de San Pablo: «La conversión que nos interpela y nos devuelve a la humildad no se limita sólo al primer encuentro que tuvimos con la luz de Cristo. Es un proceso espiritual continuo» y «también nosotros sacerdotes y obispos» -aclaró- necesitamos una vigilancia constante y una conversión continua para poder desenmascarar las sutiles insidias del demonio que reaparece en cada etapa de la vida con nuevos engaños, con desviaciones, compromisos, renuncias espirituales y morales que a menudo son más difíciles de reconocer que las de la «primera conversión».

Insistiendo de nuevo en el vínculo entre conversión, apostolado y evangelización, el prefecto subrayó que «nuestra continua conversión a Cristo nos impulsa a convertirnos en apóstoles y heraldos de la verdad que hemos encontrado, de la luz que nos ha iluminado, del amor que nos ha perdonado». Por último, citó al Santo Padre Francisco en Evangelii gaudium, donde habla de «una 'conversión pastoral y misionera' que espera de toda la Iglesia (EG 25), 'que no puede dejar las cosas como están', lo que conlleva una conversión de las estructuras 'para que todas ellas se vuelvan más misioneras’» (EG 27).

El «santo celo» por evangelizar y llevar a Jesucristo a todos, concluyó, «ha estado en el corazón de toda la vida de San Pablo y de todos los santos de la historia de la Iglesia. Pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen María, que éste sea también el deseo más vivo que anime nuestro ministerio».

27 de enero de 2023