Visita ad limina

Por una pastoral juvenil atenta y creativa

La visita ad limina de los obispos de Filipinas al Dicasterio ha llegado a su fin
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En el año en que la Iglesia de Filipinas ha puesto a los jóvenes en el centro de su agenda pastoral -una etapa del largo camino de nueve años que comenzó en 2013 y terminará en 2021 con la celebración del quincuagésimo aniversario de la evangelización del Archipiélago- no es de extrañar que algunos de sus pastores, en una visita ad limina a Roma, quisieran abordar -encontrando a los responsables de nuestro Dicasterio- la cuestión de los jóvenes. Habiendo, en primer lugar, reconocido el dinamismo y la gran devoción de sus jóvenes, los obispos también expresaron su preocupación por el impacto negativo de la cultura secularizada en ellos. Por ejemplo, informaron de la propagación de la cohabitación entre menores y de los embarazos precoces entre adolescentes, que a menudo conducen al aborto. Según los prelados, este problema explica la brecha entre los valores tradicionales del pueblo filipino y las enseñanzas de la Iglesia, por un lado, y la cultura juvenil actual, por otro. Al hacer un análisis de la realidad sin ahorrar detalles, los pastores han reconocido que quizás no son los jóvenes los que han abandonado a la Iglesia, sino la Iglesia la que ha abdicado de su misión evangelizadora ante el desafío de la renovación lanzada por los jóvenes. Aunque los adultos se muestren tranquilizadores, los jóvenes pueden ser muy exigentes e incómodos. Por este motivo es necesario un compromiso por una pastoral juvenil más creativa, atenta y adaptada a los jóvenes y a cada uno de ellos, renovada en su lenguaje y en sus métodos, y centrada en una formación orientada a favorecer el encuentro con la persona de Cristo.

Los obispos también abordaron la cuestión de los movimientos laicales y de las nuevas comunidades, alabando su generosa contribución a la obra de evangelización. En el ámbito específico de la pastoral familiar, los obispos recordaron el compromiso de Couples for Christ, movimiento nacido en Filipinas y hoy extendido por todo el mundo, para la implementación de Amoris Laetitia. Sin embargo, también señalaron la necesidad de trabajar para una mejor integración de los movimientos en el tejido diocesano. Para ello, será útil establecer una mesa de diálogo regular y constante entre sus responsables y el obispo para acompañar a estos grupos y compartir con ellos las prioridades pastorales de toda la comunidad eclesial. De hecho, se ha recordado que los muchos carismas son para la edificación del único cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, y que el obispo tiene el papel de guía y garante de la unidad de toda la comunidad eclesial. 

En cuanto a la pastoral familiar, se señaló también que, en Filipinas, hoy en día, la familia se ve amenazada por diversos factores, como la extrema pobreza y la emigración, las leyes contra la familia y contra la vida, y la falta de formación y acompañamiento. Como respuesta, casi todas las parroquias ofrecen ahora cursos de preparación al matrimonio, así como una creciente sensibilidad al acompañamiento de las parejas durante su vida matrimonial. En este sentido, el Dicasterio se ha puesto a disposición de la Iglesia filipina para ayudarla a perfeccionar sus programas de formación si lo necesita.

05 de junio de 2019