JMJ Lisboa 2023

Ceremonia de acogida a la JMJ: Dios nos ama como somos. A todos

El Papa Francisco da la bienvenida a los peregrinos de la XXXVII JMJ de Lisboa y los símbolos llegan al palco
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Queridos jovens, boa tarde! Bem-vindos! Bienvenidos y gracias por estar aquí, ¡me alegra verlos! Me alegra escuchar el simpático alboroto que hacen y poderme contagiar de su alegría”.

El Papa Francisco se dirige a cada uno de los aproximadamente 500.000 jóvenes peregrinos que llegaron a Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud y se reunieron para la ceremonia de apertura en el Parque Eduardo VII, el parque ubicado en el centro de la ciudad.

Tras el saludo del Patriarca de Lisboa, el cardenal Manuel José Macário do Nascimento Clemente, los jóvenes protagonistas de la ceremonia protagonizan coreografías simbólicas que culminan con la entrega a Francisco de cartas con sus preguntas sobre la vida, la fe y la Iglesia, con que encomiendan al Santo Padre sus temores y dudas sobre su futuro. El momento del desfile de las banderas de todos los países del mundo, como siempre, es emocionante y abre la procesión de los símbolos de la JMJ: la Cruz del Peregrino y el icono de la Virgen Salus Populi Romani, tras su largo periplo en las diócesis portuguesas, llegan finalmente al palco.

El Papa exhorta a los jóvenes llegados de todo el mundo a experimentar la alegría del encuentro y la acogida durante estos días de la JMJ.

Llamados con el propio nombre y amados

El Papa Francisco agradece a los jóvenes por haber aceptado la invitación a participar y recuerda que en primer lugar es el mismo Jesús quien los invitó: Ustedes no están aquí por casualidad. El Señor los llamó, no sólo en estos días, sino desde el comienzo de sus vidas. A todos nos llamó desde el comienzo de la vida. Él los llamó por sus nombres. Escuchamos la Palabra de Dios que nos llamó por sus nombres. Intenten imaginar estas palabras escritas en letras grandes; y después piensen que están escritas dentro de cada uno de ustedes, en sus corazones, como formando el título de tu vida, el sentido de lo que sos: has sido llamado por tu nombre”.

Somos llamados porque somos amados, prosigue Francisco, para Dios cada persona es preciosa tal como es y quiere hacer de cada uno una obra maestra. La JMJ puede ayudarnos a reconocer esta realidad, observa el Papa, y desea a cada joven:

“Que estos sean días en los que mi nombre, tu nombre, por medio de hermanos y hermanas de tantas lenguas, tantas naciones—veíamos tantas banderas— que lo pronuncian amistosamente, resuena como una noticia única en la historia, porque único es el latido de Dios por ti. Que sean días en los que grabemos en el corazón que somos amados como somos. No como quisiéramos ser, como somos ahora. Y este es el punto de partida de la JMJ, pero sobre todo el punto de partida de la vida”.

Cada persona es preciosa a los ojos de Jesús

El Santo Padre observa entonces que para Dios hay un rostro detrás de cada nombre pero que no siempre es así en la sociedad:

“Y estas son las ilusiones de lo virtual y debemos estar atentos para no dejarnos engañar, porque muchas realidades que hoy nos atraen y prometen felicidad después se muestran por aquello de lo que son: cosas vanas, pompas de jabón, cosas superfluas, cosas que no sirven y que nos dejan vacíos por dentro. Les digo una cosa: Jesús no es así, no es así; Él confía en ti, confía en cada uno de ustedes, en cada uno de nosotros, porque para Jesús cada uno de nosotros le importamos, cada uno de ustedes le importa. Y ese es Jesús”.

En la Iglesia hay sitio para todos

La Iglesia, comunidad no de los mejores sino de los llamados - subraya el Papa - acoge a todos como hermanos y hermanas porque son hijos del mismo Padre, por eso:

Amigos, quisiera ser claro con ustedes, que son alérgicos a la falsedad y a las palabras vacías: en la Iglesia, hay espacio para todos. Para todos. En la Iglesia, ninguno sobra. Ninguno está de más. Hay espacio para todos. Así como somos. Todos. Y eso Jesús lo dice claramente. Cuando manda a los apóstoles a llamar para el banquete de ese señor que lo había preparado, dice: "Vayan y traigan a todos", jóvenes y viejos, sanos, enfermos, justos y pecadores. ¡Todos, todos, todos! En la Iglesia hay lugar para todos. "Padre, pero yo soy un desgraciado, soy una desgraciada, ¿hay lugar para mí?". ¡Hay lugar para todos! Todos juntos, cada uno, en su lengua repita conmigo: Todos, todos, todos. No se oye, ¡otra vez! Todos. Todos. Todos”.

“Cada uno de ustedes”, invita el Papa, “transmitan en estos días el lenguaje del amor de Jesús”.

Tener valor, seguir adelante seguros del amor de Dios.

Las preguntas dirigidas al Santo Padre en las cartas entregadas simbólicamente en el escenario son positivas, continúa el Papa Francisco, porque muestran la inquietud del alma. Sin embargo, el Papa deja un mensaje que emociona y nos abre a la esperanza:

Queridos chicos y chicas, los invito a pensar esto tan hermoso: que Dios nos ama, Dios nos ama como somos, no como quisiéramos ser o como la sociedad quisiera que seamos. ¡Como somos! Nos llama con los defectos que tenemos, con las limitaciones que tenemos y con las ganas que tenemos de seguir adelante en la vida. Dios nos llama así. Confíen, porque Dios es Padre y es Padre que nos quiere y Padre que nos ama. Esto no es muy fácil. Y para esto tenemos una gran ayuda, la Madre del Señor. Ella es nuestra Madre también, Ella es nuestra Madre.

Solamente era esto lo que les quería decir: no tengan miedo, tengan coraje, vayan adelante, sabiendo que estamos "amortizados" por el amor que Dios nos tiene. Dios nos ama. Digámoslo juntos todos: Dios nos ama. Más fuerte, que no oigo. No se oye acá. Gracias”.

03 de agosto de 2023
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