Madre Elvira: una vida dedicada a la redención de muchos jóvenes

En la noche del 3 de agosto, Madre Elvira Petrozzi, fundadora de la Comunidad Cenáculo, dejó esta tierra y la obra que comenzó, cuarenta años después de la apertura de la primera casa.

El Dicasterio la recuerda como una mujer apasionada por Jesucristo y dedicada a la redención de numerosos jóvenes, devueltos a su dignidad a partir de vidas problemáticas y dependientes. Para ellos, el 16 de julio de 1983, abrió la primera casa de acogida en Saluzzo (Cuneo, Italia), y poco después organizó muchas otras instalaciones para numerosas personas que quisieron unirse a ella, conquistadas por su ideal de servicio a los jóvenes solos y perdidos, o a las familias en dificultad y a los niños de la calle.

La Comunidad Cenáculo se convirtió pronto en un camino de vida cristiana para sus miembros, gracias a la formación, la acogida vivida concretamente y la asistencia a los más necesitados: un signo del amor de Dios que ama a los pobres y levanta a la humanidad herida.

Tras el reconocimiento de la diócesis de Saluzzo en 1998, la Comunidad Cenáculo fue reconocida por el Dicasterio como asociación internacional de fieles el 16 de julio de 2009.

La vida de Madre Elvira estuvo marcada por el amor a Jesús encontrado en tantos jóvenes, para quienes trazó nuevos caminos en la fe en Cristo Resucitado, Buen Pastor y Samaritano.

El testimonio ofrecido en sus últimos años de enfermedad, vividos con paciencia y abandono confiado, y las maravillas que Dios realizó a través de la entrega y el coraje de esta mujer fuerte y enérgica, son hoy fuente de inspiración para que la Comunidad siga sus pasos y mantenga vivo su carisma.

La partida de Madre Elvira de esta tierra, en los mismos días en que se celebra en Lisboa la Jornada Mundial de la Juventud, aparece como un signo luminoso para la Iglesia y para los jóvenes a los que sirvió con amor y dedicación.