Aprender a ser abuelos

¡Qué hermoso es admirar la belleza de una familia cristiana! “En nuestras vidas siempre hemos puesto a Dios en primer lugar y esto nos ha motivado a dedicarnos, desde el comienzo de nuestro matrimonio, al cuidado de nuestra familia, de nuestros parientes, pero también de las familias de nuestro barrio y de nuestra parroquia. En los últimos años nuestro obispo, el cardenal Sepe, nos ha pedido que sigamos la pastoral familiar de nuestra diócesis como pareja responsable de la Oficina de Familia y Vida”. Ser abuelos significa ser padres dos veces: “estamos aprendiendo a ser abuelos”, siempre a la luz del Evangelio.

“Volver a tener un niño en brazos, después de tantos años, sintiendo que es nuestra descendencia, que forma parte de la familia fundada por nosotros, pero al mismo tiempo teniendo que mostrarlo discretamente para no ser demasiado invasivos y despertar celos en los padres, es una emoción y un desafío único. No es fácil frenar el impulso de darles sugerencias para su educación, pero la sabiduría de nuestra edad, junto a la complicidad siempre presente en nuestra pareja, nos hace descubrir nuevas formas de afecto y cercanía”.

Ser abuelos, como dice el Papa Francisco, es una vocación: “La vida de nuestros hijos hoy en día es muy complicada y frenética, a menudo no hay espacio para la transmisión de la fe, pero nosotros los abuelos podemos y debemos ayudarles en esto también... El abuelo debe ser quien escuche, medite, promueva, anime, aliente y sostenga, en la vida familiar, social y eclesial. De este modo se convierte en un punto de referencia importante y discreto para las generaciones futuras, que tanto desean la coherencia y el testimonio, especialmente en la Iglesia, y buscan al verdadero Dios”.

Finalmente, para los abuelos italianos, un dato útil: “Se pueden encontrar buenas prácticas y un terreno de comparación virtual en la página web www.noinonni.it” .