Encuentro mundial de las familias

El testimonio de Carlos Comploy Osset (Toledo), “Hacer frente a las crisis y a las heridas del matrimonio”

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"Mi nombre es Carlos. He sido generado por la alegría del amor y fui creado para la alegría del amor. Este es el fin último de mi vida. Así se presenta Carlos Comploy Osset, de la diócesis de Toledo, durante la segunda jornada del congreso pastoral organizado en Dublín con motivo del Encuentro mundial de las familias (21-26 de agosto). Está casado desde hace 25 años con Gioia y tiene tres hijos. "Conocí a Gioia en las IV JMJ de Santiago de Compostela – cuenta-. Después de escuchar las palabras de Juan Pablo II, decidimos emprender un camino de santidad en el matrimonio. Cuatro años más tarde nos casamos y nos fuimos de luna de miel a Roma, donde tuvimos el gran honor de recibir una bendición personal del mismo Papa Woljtyla”. Un camino aparentemente sin problemas, el de Carlos y Gioia. Pero este no ha sido el caso.

"Cuatro años después de nuestro matrimonio, después del nacimiento de nuestro segundo hijo, -sigue contando- me enamoré de una compañera de trabajo. Las semanas pasaban y ella ocupaba cada vez más mis pensamientos. Decidí tomar mi cruz en mi oración diaria, hablar de ella con Gioia y alejarme de mi compañera. Me tomó nueve meses olvidarla, pero el Señor me permitió no manchar mi matrimonio con ninguna marca de infidelidad”. Un matrimonio, el de Carlos y Gioia, en el que han estado presentes las discusiones y los momentos de confrontación. "Ha habido varias ocasiones en las que parecía que las motivaciones humanas nos empujaban a interrumpir nuestra relación - recuerda Comploy Osset - pero las hemos superado gracias al amor por nuestros hijos y a la fe en Dios Padre que provee. También ha habido períodos de oscuridad en el camino de la fe, y lo que me hizo avanzar fue permanecer fiel a la dirección espiritual y mantener siempre vivo el diálogo con mi esposa”. Carlos Comploy Osset hace notar que la mejor medicina para curar las heridas en la relación de pareja es la reconciliación que surge de un diálogo sincero y respetuoso con el otro, la reconciliación con Dios, "los consejos desinteresados del padre espiritual, que nos conoce y nos ama", y poder compartir los problemas en un grupo de familias "donde reina la comprensión y la confianza".

Comploy Osset continúa: "El haber vivido momentos de crisis nos ha permitido ayudar a otras familias en dificultad. Entre 2012 y 2013 decidimos iniciar el proyecto diocesano "Escuela de familias" como responsables seculares. También participamos, junto a nuestra hija mayor, en la experiencia misionera de la "Noche de la Familia": una noche al mes las familias católicas salen a la calle para llevar el anuncio del Evangelio a otras familias". Más tarde, hace cinco años y medio, la experiencia de la separación entró en la casa de Carlos y Gioia. "En febrero de 2013 nuestra hija Isabel fue abandonada por su marido - cuenta -. En 2014, la delegada de "Familia y vida" de la Diócesis de Toledo se puso en contacto con ella y con otras mujeres separadas y de esta forma inició el grupo "Santa Teresa", que apoya a las mujeres separadas o divorciadas. En 2017 el grupo fue recibido en el Vaticano por el Papa Francisco. Hoy Isabel vive una vida plena y activa, arraigada en la fe en Jesucristo y en su Iglesia". En junio de este año, Carlos y Gioia, junto con otras 58 parejas, celebraron sus bodas de plata con una celebración en la catedral de Toledo, presidida por mons. Braulio Rodríguez Plaza. "Ambos sabemos -concluye Carlos- que venimos de la alegría del amor y nos dirigimos a la alegría del amor”.

 

 

23 de agosto de 2018