La nota del experto

Revolución mediática y nuevos desafíos educativos

La intervención del doctor Brusati, analista de modelos antropológicos del sistema de medios de comunicación, comentando el informe Cisf 2017.
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“Necesitamos un compromiso específico y estable para conocer y guiar las relaciones con los medios de comunicación de los más jóvenes, empezando ya con la infancia tardía; por ejemplo, y como primer paso, no es posible ignorar de quiénes son admiradores, qué música escuchan, qué serie ven, qué dicen y cómo se comportan en los chats, qué ven y qué intercambian, para que un proyecto educativo, especialmente el de una familia, puede encarnarse en su vivencia existencial”.

Es la conclusión de la reflexión sobre “La revolución mediática y los nuevos desafíos educativos” escrita por Marco Brusati* en el comentario sobre el Informe 2017 del Centro Italiano de Estudios sobre la Familia.

 

En estos pocos años, explica Brusati, “cuatro generaciones digitales han coexistido, cohabitado, mediáticamente independientes entre sí. [...] Sin embargo, el mediático, no es como se escucha decir, “el mundo de los más jóvenes”: es más bien un mundo extraño, en el que no eligen, sino en el que son elegidos por algoritmos estudiados por adultos del otro lado del mundo que los espían en sus rutas de navegación más remotas para proponerles lo que creen que puede gustarles. En tal mundo están condenados a perseguir modelos inalcanzables porque han sido construidos en una consola, como por ejemplo las bellezas esculpidas que inundan las redes sociales. Los más jóvenes son los destinatarios de producciones artísticas problemáticas, como por ejemplo aquellas en las que las estrellas mundiales les aconsejan divertirse usando el alcohol, las drogas o que se conviertan en objetos de su propio placer; en el que usan chats programados para eliminar videos y fotos después de que hayan sido visualizados, sin dejar rastro, creando así una zona libre en la que ningún adulto puede entrar, ni verificar o ayudar, ni corregir o educar.

 

Dado que el vacío comunicativo y, aún más, el vacío relacional -concluye Brusati- no puede existir, aquellos que entran mediáticamente en comunicación con los más jóvenes se convierten, quieran o no, en sus educadores”.

 

*Marco Brusati

Profesor en la Universidad de Florencia en el Master "Publicidad Institucional", colaborador del Dicasterio Vaticano Laicos, Familia y Vida para el Encuentro Mundial de las Familias en Dublín, Director de la Asociación Hope y de  la Escuela de Música Hope.

Se ocupa de la capacitación para creativos con el objetivo de estimular el crecimiento de una generación de artistas capaces, responsables y aliados de las agencias educativas.

www.marcobrusati.com

28 de enero de 2018