Visita de los obispos de Pakistán

La presencia de la Iglesia Católica y de otros cristianos en Pakistán sigue siendo difícil. Los obispos de Pakistán que vinieron en visita ad limina hace unos días informaron de ello: los cristianos del país siempre han sido víctimas de discriminación y persecución, desde conversiones y matrimonios forzados hasta el acaparamiento de tierras, pasando por episodios cotidianos de intolerancia y violencia, a menudo vinculados con la controvertida "Ley de Blasfemia", que castiga con cadena perpetua a los que ofenden el Corán e inflige la pena de muerte a los que insultan al profeta Mahoma.

A pesar de todo ello, los obispos hablaron de una comunidad fervorosa y llena de vida: en las áreas de mayor compromiso (educación, salud, asistencia a los pobres), el trabajo de la Iglesia es muy apreciado por todos. Sin embargo, la formación de los fieles sigue siendo muy importante para que sepan defenderse de la propaganda de las sectas pentecostales y sean capaces de dar cuenta de su fe en Cristo, incluso en un contexto dominado por el Islam, convirtiéndose así en protagonistas del diálogo interreligioso.

En cuanto a las familias, los obispos subrayaron unánimemente la urgencia de reforzar el empeño para hacer de ellas auténticas iglesias domésticas. Los jóvenes siguen siendo uno de los principales motivos de preocupación de la Iglesia en Pakistán: frustrados, anestesiados por el miedo y la desesperanza, a menudo se dejan llevar por las drogas y ven en la emigración la única manera de escapar de un destino hostil, de la exclusión y de la pobreza. Afortunadamente, algo se está moviendo en el país, aunque con dificultad: las instituciones públicas, por ejemplo, están fomentando la lucha contra el analfabetismo entre los jóvenes.

Para los prelados, la educación representa un poderoso instrumento de rescate social para los numerosos jóvenes cristianos, a menudo analfabetos, que adquieren así nuevas perspectivas de acceso a un trabajo más digno, instrumento para liberar a sus comunidades del flagelo de la pobreza y de los prejuicios religiosos.