Laicos

Rosario Livatino, un modelo de compromiso coherente para los fieles laicos en la vida pública

Beatificado en Agrigento el joven juez asesinado por la mafia a los 37 años
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El 9 de mayo de 2021 fue beatificado Rosario Livatino, magistrado italiano al que el Papa Francisco calificó de "mártir de la justicia y la fe". El Beato Rosario, que nació en 1952 en Canicattì, Sicilia, tras completar sus estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Palermo y aprobar la oposición a la judicatura, ocupó diversos cargos hasta ser promovido al puesto de juez a latere del Tribunal de Agrigento en 1989.

El carácter íntegro del Beato Rosario se manifestó especialmente en su trabajo en el tribunal. A pesar de las presiones que la mafia local y otros grupos de delincuencia organizada ejercían sobre los diferentes representantes de la Justicia y, en particular, de las amenazas de muerte que recibió, el Beato Rosario luchó sin descanso contra la corrupción, logrando numerosas victorias sobre estos grupos y logrando la incautación de sus bienes y numerosas detenciones. Su valiente integridad y su dedicación a la justicia, que le guiaron constantemente en su trabajo, fueron conocidas por muchos hasta el día en que fue asesinado por grupos del crimen organizado a la edad de 37 años en 1990.

La Dra. Linda Ghisoni, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, comenta la beatificación del juez Livatino: "Fue odiado porque era justo, porque ejerció su profesión con mansedumbre y firmeza a la vez. El joven magistrado vivía como cristiano no sólo cuando cruzaba las puertas de la iglesia, sino cuando cruzaba las del Tribunal: una vida unificada la suya, vivida bajo el signo STD "bajo la protección de Dios", como le gustaba anotar en algunos efectos personales. Un mártir silencioso de nuestros días, que vivió su trabajo como un lugar donde poder ser testigo de Jesucristo y del Evangelio. En Rosario Livatino tenemos un modelo que nos inspira para un compromiso cualificado de los laicos en la vida pública."

El beato Rosario es para nosotros hoy un ejemplo heroico del modo en que los cristianos están llamados a vivir y dar testimonio de su fe en medio del mundo. En una época en la que la maldad de la mafia se ignoraba por miedo o por interés, Rosario Livatino se negó a ceder a la indiferencia o al egoísmo. No dudó, incluso a costa de su vida, en tomar partido en defensa de la verdad y en proteger a las víctimas de las organizaciones criminales.

El beato Rosario representa así el tipo de santidad cotidiana que el Papa Francisco alienta en Gaudete et Exultate, que se "encuentra en el prójimo, en aquellos que, viviendo entre nosotros, reflejan la presencia de Dios" (GE 7). Todos estamos llamados a ser santos en nuestras familias, entre nuestros amigos y en el lugar de trabajo "viviendo nuestra vida con amor y dando testimonio en todo lo que hacemos, dondequiera que estemos" (GE 17).

12 de mayo de 2021