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Hoy, Pironio beato: los “pilares” de su vida espiritual en el recuerdo del card. Kevin Farrell

En Argentina, la beatificación del cardenal que fué presidente del Pontificio Consejo para los Laicos
Photo: © http://cardenaleduardopironio.blogspot.com/

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Con gran alegría la Iglesia argentina, y con ella la Iglesia universal, vive la beatificación del cardenal Eduardo Francisco Pironio este sábado, 16 de diciembre 2023. Publicamos el recuerdo del card. Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

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Hace cinco años, en febrero de 2018, tuve el privilegio de celebrar la Santa Misa, con motivo del vigésimo aniversario de la muerte del cardenal Pironio, en Percoto, Friuli-Venecia Julia, la ciudad natal de su padre. Recuerdo que era el segundo domingo de Cuaresma, en el que se nos invitaba a meditar la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor, episodio en el que aparece la gloria divina de Jesús, como anticipo de su resurrección, y al mismo tiempo este pasaje está estrechamente vinculado al primer anuncio de su pasión, recordándonos que sólo a través de la cruz se cumple el destino de gloria de Jesús y de cada uno de sus discípulos.

Recuerdo que precisamente estos dos aspectos presentes en la Transfiguración - la Pascua gloriosa de Cristo y el misterio de la cruz cristiana - me hicieron pensar en los “pilares” de la vida espiritual del Cardenal Pironio.

El cardenal Pironio, un “hombre pascual”

Era un verdadero “hombre pascual”. En sus homilías vuelve con frecuencia el tema del Misterio pascual, que le era muy querido: la certeza de que Cristo, después de haber experimentado la muerte, ha entrado en la plenitud de la vida y ahora, viviendo, comunica la luz y la alegría pascual a la Iglesia y a cada bautizado, especialmente en tiempos de oscuridad y desolación. No es casualidad que el tema central que eligió cuando fue llamado a predicar los ejercicios espirituales al Papa y a la Curia en 1974 fuera precisamente “la Iglesia de la Pascua”. Esto es lo que dijo en una de aquellas meditaciones: «Tutta la Chiesa è essenzialmente pasquale… la vita nuova del cristiano, che ha rivestito Cristo è una vita essenzialmente pasquale: di risuscitati con Cristo»[1].  (“Toda la Iglesia es esencialmente pascual... la vida nueva del cristiano, que se ha revestido de Cristo, es una vida esencialmente pascual: de resucitado con Cristo...”).

Un testigo del misterio de la cruz

Y fue un sacerdote, un cristiano, que comprendió y vivió verdaderamente el misterio de la cruz. Así lo dejó escrito en su testamento espiritual: «Ringrazio il Signore per il privilegio della sua croce. Mi sento felicissimo di aver sofferto molto. Mi dispiace solo di non aver sofferto bene e di non aver assaporato sempre in silenzio la mia croce. Desidero che almeno adesso, la mia croce cominci ad essere luminosa e feconda»[2]. (“Doy gracias al Señor por el privilegio de su cruz. Me siento muy feliz por haber sufrido tanto. Sólo lamento no haber sufrido bien y no haber saboreado siempre mi cruz en silencio. Deseo que, al menos ahora, mi cruz comience a ser luminosa y fecunda”). ¡Qué gran testimonio para todos nosotros! En lugar de rebelarnos y endurecernos ante nuestros pequeños o grandes sufrimientos, ¡aprendamos también nosotros a rezar al Señor para que nuestras cruces sean luminosas y fecundas!

“El cardenal de los jóvenes”

El Cardenal Pironio fue también un gran testigo de la alegría cristiana. Todos le recuerdan por su sonrisa, su buen humor, su capacidad de alegrarse por el bien que sabía ver en cada persona y en cada situación. Comentando la exhortación apostólica de Pablo VI sobre la alegría cristiana, escribía: «Seremos felices en la medida en que entremos en comunión con Dios, percibiendo y saboreando su presencia en la belleza de las cosas o en la sinceridad de los amigos, porque también en esto Dios se revela y se comunica». Y verdaderamente el Cardenal Pironio tenía una mirada de fe para captar la presencia de Dios en los demás. Por eso trataba a todos con respeto, casi con veneración, y sabía “saborear” la belleza y la alegría de la amistad, como signo del amor que Dios nos tiene. ¡Por eso los jóvenes le querían tanto! Porque también en ellos, especialmente en ellos, el Cardenal veía la presencia de Dios, y sabía “saborear” su amistad. Los jóvenes sentían que se alegraba de estar con ellos y que quería acompañarlos y animarlos como un verdadero padre. Los jóvenes se sintieron amados, respetados y estimados por él. Se sentían comprendidos en sus deseos más profundos y en las dificultades que encontraban en la vida. El cardenal Pironio sigue siendo recordado hoy como “el cardenal de los jóvenes”. Fue él quien contribuyó a hacer realidad el deseo de san Juan Pablo II de instaurar las Jornadas Mundiales de la Juventud, organizando seis de ellas, y lo hizo no como un mero cumplimiento del deber, sino poniendo en ello su corazón de pastor y amigo de los jóvenes. Recordemos la promesa de Dios a Abraham: «Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar» (Gn 22,17). Podemos decir que los millones de jóvenes que han participado en la JMJ durante todos estos años son la “descendencia numerosa como las estrellas del cielo” que Dios ha dado al Cardenal Pironio.

Un cristiano ejemplar, con una fe clara y profunda

Es imposible recordar, en su totalidad, la inmensa labor pastoral del Cardenal Pironio, vivida siempre con generosidad y gran amor a la Iglesia. Baste recordar la enseñanza de la teología, la formación de jóvenes candidatos al sacerdocio, el ministerio episcopal en varias diócesis y en la presidencia del CELAM, el servicio en la Curia romana que le vio comprometido con el ecumenismo, los institutos religiosos y seculares, los laicos y los jóvenes.

El Cardenal fue un gran hombre de Iglesia, un sacerdote lleno de celo, animado por una profunda vida interior, enamorado de la Virgen María, eficaz en la predicación e incansable en las obras apostólicas. Pero fue sobre todo un cristiano ejemplar, con una fe clara y profunda. Una fe que profesaba con sus palabras, pero sobre todo con el testimonio de su vida y su servicio a los demás.

Card. Farrell: "sus oraciones me asistirán en mi ministerio y ayudarán a todas las personas que trabajan en el Dicasterio a continuar su obra al servicio de los laicos y de los jóvenes"

Estoy particularmente agradecido al Señor por su beatificación, que me anima a inspirarme en su ejemplo, no sólo porque heredé su cargo de Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, sino también porque la Providencia quiso que fuera ordenado sacerdote precisamente por él hace cuarenta y cinco años, en la vigilia de Navidad de 1978. Estoy convencido de que sus oraciones me asistirán en mi ministerio y ayudarán a todas las personas que trabajan en el Dicasterio a continuar su obra al servicio de los laicos y de los jóvenes. Me uno de corazón a la Iglesia argentina en la acción de gracias al Señor por habernos dado a este padre, a este hermano en la fe, a este testigo ejemplar del amor de Cristo.

(original: italiano)

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[1] E. PIRONIO, Vogliamo vedere Cristo. Meditazioni sulla Chiesa, Ediz Paoline, Roma 1984, p. 23s.

[2] E. PIRONIO, Giovani amici miei …. Eduardo F. Pironio Cardinale dei giovani. Scritti, discorsi e preghiere raccolti e presentati da Renato Boccardo, Roma 1998, p. XVII.

16 de diciembre de 2023