Ad limina

Taiwán, hermoso testimonio de un pequeño rebaño

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Los obispos de la Conferencia episcopal regional de China (Taiwán) vinieron en visita ad limina a nuestro Dicasterio el pasado 14 de mayo.

Los prelados informaron que en Taiwán, un país con poblaciones tradicionalmente muy religiosas, hoy en día se experimenta una regresión generalizada de la práctica religiosa. Este fenómeno, del que ninguna confesión está exenta, se debe principalmente al avance de la secularización y a los profundos cambios sociales y culturales en los estilos de vida. Por ejemplo, el exceso de trabajo (hasta 62 horas semanales en algunos casos) priva a muchas personas de tiempo para una vida social y, por lo tanto, también religiosa.

En un tal contexto, también la Iglesia católica, siendo ya de por sí una minoría religiosa en el país, registra una creciente y constante disminución del número de fieles, a la que contribuye como causa y consecuencia la disminución de las vocaciones sacerdotales.

Sin embargo, incluso en una situación de clara inferioridad numérica, el trabajo y el impacto de la Iglesia en la vida social del país son muy relevantes. De hecho, a través de las numerosas escuelas y universidades, la densa red de centros de salud, centros de rehabilitación, residencias para ancianos, colegios para niños -todas ellas estructuras fundadas en su mayoría por las congregaciones misioneras y las diócesis, pero administradas por un numeroso y generoso personal de laicos- la Iglesia ofrece un testimonio luminoso de su fe en Cristo.

Así mismo, se esfuerza por fomentar iniciativas de diálogo fraterno entre las confesiones religiosas que conviven en la isla. El reconocimiento que el gobierno de Taipei otorgó a 8 organizaciones católicas en 2012 es el fruto de este compromiso. En dicha ocasión se proporciono la siguiente motivación: "El testimonio cristiano es un ejemplo de integración entre diferentes culturas y confesiones religiosas, y fuente de mejora del nivel de vida general del país”.

A nivel intraeclesial, los obispos reconocieron que queda mucho por hacer para que los laicos se comprometan más en la vida de la Iglesia y en la obra de evangelización. Por lo tanto, destacaron la necesidad de invertir más recursos en su capacitación.

En cuanto al tema de la vida, el testimonio de los obispos ha demostrado que el aborto está en la cima de los ataques contra la vida humana en Taiwán. Actualmente, el uso generalizado del aborto y la llamada "píldora del día después" son la causa de la muerte de unos 240.000 niños al año en Taiwán. Además, la Iglesia taiwanesa se ha movilizado, desde hace ya tiempo, al unísono con las demás confesiones religiosas, para denunciar la pena de muerte aún vigente.

En lo referente a la familia, hay muchos desafíos: la crisis del matrimonio entre los jóvenes que recurren cada vez menos al matrimonio y que cada vez tienen menos hijos; el 80% de los católicos se unen en matrimonio con personas no católicas, con la consecuencia de que más del 50% de ellos terminan abandonando la Iglesia y el 34% renuncia por completo a educar a sus hijos en la fe; el reconocimiento del matrimonio entre homosexuales es de hecho una realidad en el país, incluso si el marco reglamentario no lo permite formalmente.

Para hacer frente a estas numerosas amenazas, la Iglesia de Taiwán ha fortalecido durante algunos años el cuidado pastoral de la familia a todos los niveles en la Iglesia. Con este fin, ha multiplicado las oportunidades de estudio y profundización de la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia, que es como una brújula para el compromiso pastoral al servicio de las familias.

Para acabar, los obispos hablaron con entusiasmo acerca de sus jóvenes, dinámicos y dispuestos a profundizar su conocimiento de Cristo y caminar en la Iglesia: responden de manera alegre y generosa a las solicitudes de los pastores, entre las que se destacan el Día de la Juventud taiwanesa, el Día Asiático de la Juventud y la edición internacional de las Jornadas Mundiales de la Juventud.

23 de mayo de 2018