Ancianos

El prefecto Farrell: “La riqueza de los años es un don que debe ser acogido”

Hoy ha comenzado en el Augustinianum el Primer Congreso internacional de pastoral de los ancianos
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"La pastoral de los ancianos es algo nuevo. Necesitamos iniciar un proceso y establecer un debate que será necesariamente algo inédito", así que "nuestra tarea en estos días es preguntarnos cuáles podrían ser las líneas para una pastoral de los ancianos". Con estas palabras, el Cardenal Kevin Farrell, prefecto de nuestro Dicasterio, inauguró hoy en el Augustinianum el primer Congreso internacional de pastoral para los ancianos "La riqueza de los años".

La reflexión del prefecto se inspiró en la "revolución demográfica" que está arrasando el mundo, "uno de estos 'signos de los tiempos' - aclaró - que nosotros como Iglesia no podemos dejar de tener en cuenta: parece que en 2100 el 61% de la población mundial estará compuesta por personas mayores de 65 años, y que la población anciana ya se duplicará en los próximos treinta años". Todo esto, añadió, "no sólo tiene implicaciones sociológicas, económicas, antropológicas y políticas, sino que sobre todo plantea cuestiones y necesidades de carácter espiritual, que nos obligan a activarnos”.

"En particular, el acompañamiento pastoral que necesitan las personas mayores es -explicó- una necesidad evidente ante el fenómeno del alargamiento de la vida. En nuestras sociedades, donde la cultura del descarte y la marginación de la fragilidad a menudo dominan la imaginación colectiva y las opciones familiares, políticas y sociales, la "riqueza de los años" no siempre es recibida como la bendición de una larga vida, es decir, como un don”. Así, poniendo en práctica la "pastoral de la escucha", el prefecto concluyó, dirigiéndose a los casi 600 participantes reunidos de todo el mundo, diciendo que el encuentro "pretende caracterizarse por una triple forma de escucha: escuchar los signos de los tiempos, escuchar el Magisterio y escuchar vuestra experiencia, para elaborar juntos algunas orientaciones generales que puedan ser de ayuda a las diócesis de todo el mundo". 

Durante los trabajos de la primera sesión del Congreso, sobre el tema "La Iglesia junto a los ancianos", intervino el presidente del Censis, Giuseppe De Rita, destacando la errónea percepción que se tiene de los ancianos como "residuales": "En realidad -dijo- son la parte más rica de la sociedad. Sin embargo, hay tres peligros: la soledad, la pérdida de objetivos después de la jubilación y el concepto de creaturalidad".

El presidente de la Comunidad de Sant'Egidio, Marco Impagliazzo, habló de la urgencia de un "giro pastoral, de atención y cuidado de los ancianos por parte de las comunidades cristianas": "Es necesario un arte de envejecer 'para' los demás. Para dar forma a esta nueva empresa -continuó- "tenemos que preguntarnos si hay nuevas virtudes proféticas vinculadas a la condición de anciano, ciertamente diferentes de las de un pasado obsoleto.  Los ancianos -añadió- serán potencialmente una riqueza para la propia Iglesia y para la sociedad en su conjunto si saben vivir esta nueva apertura de horizontes con la seriedad de un compromiso renovado con los demás y una nueva misión para un mundo más humano".

Mons. José Antônio Peruzzo, arzobispo de Curitiba y responsable de la pastoral de los ancianos de la Conferencia episcopal brasileña, participó en la mesa redonda "La Iglesia junto a los ancianos": "La pastoral de los ancianos responde enteramente al apremiante llamamiento del Papa Francisco para una Iglesia en salida - dijo -. La pastoral de los ancianos está presente en las familias en nombre de la Iglesia. Además, la práctica de la lectura orante de la Palabra forma parte de la formación de los voluntarios. Esto es lo que los fortalece y los anima a dedicarse con perseverancia como discípulos y misioneros de Jesucristo".

El capuchino H. Moisés Lucondo, que dirige un hospicio para ancianos en Huambo (Angola), concluyó su ponencia recordando el grito de Rosa Kornfeld-Matte en nombre de las Naciones Unidas en Mozambique hace años: "Defendemos la intervención urgente de la Iglesia y de los gobiernos africanos en la lucha contra la violencia contra los ancianos, para que haya actos concretos en su favor".

 

 

 

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29 de enero de 2020