“Ser un reflejo de Dios para los demás”

“¡Ser un reflejo de Cristo para los demás!, ¡ser una palabra de Dios para el mundo! ¡Todos estamos llamados a esto! Si Cristo vive en nosotros, entonces, todos, incluso los que no creen o son claramente hostiles a nosotros, recibirán grandes beneficios, porque cada persona está esperando esta ‘palabra de Dios’ personalmente. Y esta ‘palabra de Dios' ¡eres tú!”

Con estas palabras el prefecto Kevin Farrell se dirigió, hace unos días, en su homilía, a las más de 20 mil personas que participaron, en Rímini, en los ejercicios de la Fraternidad de Comunión y Liberación.

“Pedid -continuó- que Dios Padre reavive en vosotros esos dones del Espíritu Santo que os permiten discernir la presencia de Cristo, también hoy en día, en los desafíos y en las circunstancias determinadas que estáis viviendo, en las personas que os rodean, en la familia y en el trabajo, en la historia de santidad que la Providencia está construyendo con vosotros, valiéndose también de las miserias y de las  infidelidades. […] Y pedid la gracia de oponeros al pecado con determinación y confianza en Dios. Es el pecado, de hecho, el que destruye el tesoro más precioso que tenemos: ¡la presencia de Cristo en nosotros! Hagamos todo lo posible para no perderlo a Él y con Él todos los beneficios de la vida cristiana. ¡Preservar la presencia de Cristo en nosotros es la mayor ayuda que podemos brindar al mundo!

 “El Papa Francisco -recordó el Cardenal Farrell- hace esta invitación en su reciente exhortación apostólica sobre la santidad: `Permítele (al Espíritu Santo) que  forje en ti ese misterio personal que refleje a Jesucristo en el mundo de hoy [...] que puedas reconocer cuál es esa palabra, ese mensaje de Jesús que Dios quiere decir al mundo con tu vida' (Gaudete et Exsultate, n. 23-24)”.