Señor, ¡ gracias por el don maravilloso de la vida !
Siempre será para nosotros un misterio grande,
saber que nos has creado a tu imagen y semejanza.
Ayúdanos a reconocer la belleza de toda vida humana,
a realizar cada día con palabras y con obras
un claro Sí a la Vida, incluso si estuviera en la más extrema fragilidad
y en cualquier condición y fase de la existencia.
Aleja de nosotros el engaño de la cultura del descarte,
para que todos puedan llegar a conocer y a comprender
la maravilla y la singularidad de la vida que se anuncia en el seno de cada mujer;
de tal manera que cada hijo pueda sentirse amado y abrazado
por la ternura y los cuidados amorosos del Padre, a través de nuestras manos.
Dónanos, Señor, la esperanza de saber, en lo profundo de nuestro corazón,
que la angustia se transformará en alegría y toda lagrima será enjugada
en la plenitud de la beata unión Contigo.
Gracias Señor Jesús.