Vida
El cuidado de la vida empieza por la familia
Videomensaje de la Subsecretaria Gambino en el Encuentro Nacional de Pastoral con las familias guatemaltecas
“La pastoral de la vida está llamada a valorar la dignidad de toda persona en cualquier situación y edad y a acompañarla hasta su plenitud”. Con estas palabras, la Prof. Gabriella Gambino, Subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, se expresó en su videomensaje -centrado en el tema Promover la defensa de la vida a través de la familia, “corazón de Dios”- a los participantes que se dieron cita del 17 al 19 de noviembre pasado en el Encuentro Nacional de pastoral familiar promovido por la Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal de Guatemala.
La Subsecretaria, aprovechando la ocasión para introducir el concepto de una verdadera pastoral de la vida humana, a desarrollar en las diócesis y Conferencias Episcopales, explicó cómo la primera misión a la que estamos llamados es precisamente la de concentrar nuestras energías en anunciar incansablemente la buena noticia de la vida y el valor de la persona humana, para poder acompañar a las familias, especialmente a las que atraviesan situaciones difíciles o dolorosas.
Dado que el cuidado de la vida comienza en la familia, la pastoral de la vida debe integrarse en los proyectos de pastoral familiar: “La vida siempre merece amor, relaciones y cuidados, y esto se aprende en la familia”, subrayó la profesora Gambino.
Además, es importante que la labor de la pastoral de la vida no se entienda hoy sólo en clave “defensiva” frente a los ataques que sufre la propia vida. De hecho, no debemos descuidar el aspecto de la proclamación de los valores antropológicos, que fundamentan la vida humana y que ya no se dan por descontados en nuestras sociedades. No basta con acompañar las experiencias vitales; hay que volver a partir de lo esencial, desarrollar en los jóvenes “una inteligencia abierta a las luces de la verdad y de la fe” para poder dar razón del verdadero bien de la persona.
Las familias, concluyó la señora Gambino, pueden convertirse hoy en un “signo de contradicción” para generar relaciones positivas, para ser testigos de una capacidad de cuidado recíproco que humanice la sociedad, debilitando esa “cultura del descarte”, que en muchas situaciones de sufrimiento parece haberse transformado sutilmente en un equívoco “sentido común”, para resolver en lo inmediato muchas elecciones difíciles que afrontan las propias familias.
28 de noviembre de 2023
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