Vida humana y Familia
Respeto por la vida desde su concepción hasta la muerte natural
El Family Global Compact Barcelona: una colaboración ejemplar ante el desafío de la eutanasia y el suicidio asistido
Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, intervino el 15 de noviembre en una jornada de estudio organizada por la plataforma Family Global Compact Barcelona, coordinada por la Arquidiócesis. La jornada, titulada «La familia y el final de la vida: luz de Esperanza», tenía como objetivo situar el valor de la vida en el centro de la atención de la sociedad, para que la mayor longevidad y el acompañamiento al final de la vida se traduzcan en el don de una vida llena de esperanza.
La alianza entre el saber académico y la pastoral
La mesa de trabajo que ha puesto en marcha la Arquidiócesis, subrayó la subsecretaria Gambino en su ponencia, «constituye un ejemplo esclarecedor de cómo es posible llevar a cabo una colaboración ejemplar entre el saber académico y la acción pastoral en la Iglesia. Es de suma importancia que la investigación científica mantenga la mirada puesta en la realidad del territorio, dialogando con la pastoral familiar local para un compromiso compartido y para lograr una formación eficaz de los laicos en temas de la vida».
Desacralizar la muerte es desacralizar la vida
La ponencia, titulada «El acompañamiento familiar en el final de la vida humana», se centró en la necesidad de desarrollar una pastoral de la vida humana que contrarreste las graves y sutiles formas de violación de la dignidad de la persona, que hoy se manifiestan en las leyes sobre la eutanasia y el suicidio asistido. Refiriéndose al reciente documento «La vida es siempre un bien» del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, Gabriella Gambino exhortó a los educadores y profesionales a construir una sabiduría eclesial capaz de influir en la cultura y la vida social, contextos en los que parece haberse olvidado la sacralidad de la vida.
«Los paradigmas que prevalecen en el pensamiento dominante de nuestro tiempo – comenta Gabriella Gambino- tienden a eliminar la vejez y el final de la vida del imaginario colectivo: la muerte se ve solo en su dimensión trágica, como el final biológico, como el final de toda experiencia posible a la que se le pueda dar un significado; la muerte se convierte en el lugar del “sin sentido”. Ya no se acepta como un paso inscrito en el orden del ser, sino que se gestiona como una elección, transformándose de un acontecimiento que hay que comprender en un acto que hay que controlar». «La desacralización de la muerte, que se vacía de significado», ha continuado Gabriella Gambino, «tiene como único efecto desacralizar la vida, entregándola a una visión nihilista de la existencia, que la reduce al fruto árido y frío del control sobre ella».
La familia y los cuidados al final de la vida: un papel que no hay que dar por sentado
Por eso, concluyó la Subsecretaria, el compromiso cultural y pastoral de la Iglesia debe orientarse hacia «redescubrir nuestra naturaleza relacional, nuestro ser-con-el-otro. En particular, la familia es el lugar privilegiado en el que la vida y la muerte pueden vivirse de manera plenamente humana; sin embargo, la extrema vulnerabilidad que muestran muchos contextos familiares en su interior requiere dedicación, preparación y capacidad de acompañamiento por parte de la Iglesia. La familia debe ser reforzada y apoyada en su papel fundamental: debe poder ser un sujeto fuerte, arraigado en sus vínculos relacionales intergeneracionales y alimentado por el sentido cristiano de la vida, que es lo único que puede sustraerla a los reduccionismos de la posmodernidad. Es con este alimento espiritual y cultural con el que debemos acompañarla en su camino, para que cada vez pueda descubrir su identidad de comunidad de amor y de sentido».
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La Jornada de estudio, organizada por el Family Global Compact Barcelona coordinada por la Arquidiócesis, ha sido un verdadero modelo ejemplar de colaboración entre el saber académico y la acción pastoral en la Iglesia. La plataforma reúne a la Universidad Abad Oliba (UAO), el Ateneo Universitario Sant Pacià, la Universidad Ramon Llull (URL), a la que pertenece el Instituto Borja de Bioética, y la Universidad Blanquerna, la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), a la que pertenece el Instituto Superior de Estudios Superiores sobre la Familia (IESF), la Cátedra WeCare y la Clínica Cuides para cuidados paliativos, el Instituto de Estudios Superiores Empresariales (IESE) y las Secretarías Diocesanas de Pastoral de la Salud, Pastoral Universitaria y Pastoral Familiar.
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